1.7.16

Traveller: Viaje a Italia (Parte 1)

¡Hola lectores!
hoy os trigo una nueva entrada, un poco especial ya que más que centrarse en literatura, se va a centrar en una experiencia personal relativamente reciente, ya que mi idea de hoy es contaros algo de como fue mi viaje a Italia.
 
Resulta que fui a Italia durante una semana a mediados de mes, como excursión de fin de curso. Fue un viaje que realmente disfruté mucho, tanto en lo personal como en lo cultural, ya que tuvimos la suerte de poder ver un montón de lugares increíbles, pero también de gozar de tiempo libre para investigar por nuestra propia cuenta o simplemente descansar, ya que caminamos mucho para poder ver todo, ya que nos dio tiempo visitar: Montecatini, Florencia, Lucca, Siena o San Gimignano.
Esta será  la primera parte de mi pequeña explicación de lo que hicimos, lo que espero que os guste...
¡A qué estás esperando para verlo!

 
Bien, el primer día fue principalmente de tomar aviones y buses, pues tuvimos que hacer transbordo en Madrid para poder llegar a Florencia y de allí ir en bus hasta Montecatini, un lugar increíblemente bello y tranquilo, pero también muy turístico ya que encontrabas un montón de hoteles por todos lados, ya que al ser un lugar de aguas termales y estar situado en la Tosacana, se trataba de un sitio muy popular.
Nosotros estábamos en un hotel sencillito pero muy práctico, que tenía unas zonas comunes bastante bonitas y cómodas, además de una piscina. Llegamos y nos instalamos para luego tener unas horas de tiempo libre.
En esas horas fuimos a dar una vuelta por el pueblo, que acabaríamos conociéndonos como la palma de nuestras manos. Aún no habíamos comido así que fuimos en busca de algún lugar donde tomar algo y acabamos llegando a una pequeña tienda de pizzas, ¡por fin pizza italiana! la verdad es que estaba deliciosa y tenía un formato muy sencillo, ya que pagabas por la porción y escogías de cuál querías (el precio eran unos dos euros y medio pero el trozo era grande). Eso sí, al pedir agua tenías que tener cuidado con que no llevara gas, ya que es muy popular allí y a mi personalmente no me gusta nada.
 
Después, como aún teníamos ganas de algo más italiano, fuimos a comprar un helado a una "Gelattería" ya que, para los que no lo sepáis, los helados italianos están buenísimos (en especial los de frutas ya que son naturales). Además luego aprovechamos para dar un paseo, donde llegamos a una estructura bastante sorprendente, de techos altos y columnas que le daban un aire muy clásico, donde se celebraban espectáculos y comidas. También llegamos a ver que había un pequeño tren llamado "Funicular" que te llevaba a Montecatini Alto, donde yo no tuve tiempo de estar, pero algunos compañeros sí, por suerte.
 
El segundo día empezó el verdadero viaje; nos levantamos muy temprano para poder ir a la estación de tren y pillar uno que nos llevara hasta Florencia. El trayecto fue muy cómodo, la verdad, ya que tienen unos trenes donde hay asientos de dos o cuatro, así que para ir en grupo resultan muy cómodos.
 
Como era por la mañana, nos llevaron caminando hasta dos museos, que vimos seguidos, primero el "Museo de los Ufizzi", o galería, donde había un gran número de obras artísticas impresionantes, donde destacaron -al menos para mí- "El Nacimiento de Venus de Boticelli" y una escultura increíble cuyo nombre ahora mismo no recuerdo.
 
A continuación fuimos a "La Academia", principalmente de esculturas y donde destaca la gran figura de "El David", una gigantesca escultura de un hombre 'perfecto' que demuestra en la leyenda italiana que hasta los pequeños pueden vencer a los grandes.
 
Como luego ya era hora de comer, fuimos a un pequeño restaurante bastante sencillo, que quedaba muy cerca del segundo, museo y en el que ofrecían un buen menú de 10 euros donde tenías una pizza o un plato de pasta con bebida incluida. Además nos cobraron dos euros por la cubertería y el servicio, pero comimos muy bien.
También cogimos otro helado (de hecho creo que pude tomar helado todos los días).
 
Cuando acabamos nos encontramos todos una de las plazas más concurridas, al lado de la plaza en la que esta el Duomo, donde está la gran tortuga dorada, y fuimos a dar un paseo para pasar por la orilla del Ponte Vecchio, el que también cruzamos y el último puente romano que queda tras los bombardeos nazis, gracias al que se negó a derrumbarlo. 
 
Finalmente volvimos al hotel por la tarde noche y tuvimos unas horas libres antes de la cena.
 
Llega el tercer día y en este caso, que también madrugamos, fuimos en bus hasta Lucca, un pueblo amurallado también muy bonito. Por la mañana estuvimos en la parte superior de la muralla, que era una zona muy verde, con carriles para andar en bici y dar paseos, y desde donde se veía también el resto de la zona.
 
Luego nos encontramos todos a las afueras de la muralla y nos dirigimos a comer, en este caso a otro pequeño restaurante muy acogedor situado muy cerca. Era un sitio bastante interesante pues te dejaban pintar los manteles y luego los colgaban por todo el local; allí tomamos una pizzas bastante ricas, de una masa muy fina. Y la verdad es que nos salió bastante barato.
Tuvimos la mayor parte de la tarde libre así que decidimos volver a pasar por las murallas para llegar al otro lado, donde nos encontramos unos pequeños coches que se podían alquilar en grupos, y nos pillamos uno en el que entramos seis. Os juro que fue uno de los momentos más divertidos de mi vida ya que teníamos que conducirlo entre todos y nos tiramos sin querer por una cuesta donde casi nos matamos por la gran velocidad a la que llegamos. Luego nos colamos por las pequeñas calles intrincadas de las afueras y nos perdimos, así que tuvimos que preguntar y apurar ya que estábamos en una zona donde estaba prohibido circular con ese coche de pedales que conducíamos. En fin, nos reímos muchísimo.
 
Y el cuarto día -el último del que os hablaré en esta entrada-, que solo visitamos sitios por la mañana, madrugamos para ir en bus hasta Pissa, donde, además de un montón de pequeños puestos de souvenirs, comida y ropa para comprar; estaban el Baptisterio, la Catedral y la increíble Torre inclinada de Pissa, que es bastante impactante la verdad. Para los que os lo preguntéis, la torre no está demasiado inclinada y se percibe una sutil curvatura por los numerosos intentos de hacerla recta, lo que no consiguieron ya que es una zona de muchos terremotos y suelo blando.
 
Volvimos a coger el bus tras un rato allí para luego ir al Aquapark Village de Cecina, donde pasamos el resto del día antes de volver al hotel y donde realmente disfrutamos un montón. Había muchos toboganes además de una piscina de olas o una zona donde mis compañeros jugaron un partido de fútbol en jabón, así que se dieron un buen número de golpes.
Además había bastantes sitios para comer, y donde tomar el sol, por lo que también os lo recomiendo como forma de tomar un respiro del calor y las numerosas caminatas.
 
Próximamente os dejaré la segunda entrada con
mi experiencia, ¡espero que os haya gustado la entrada!
P.D: Todas las fotos son mías.
 

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