
💫¡Hola lectores!💫
hoy os traigo una nueva entrada para el blog, pero esta vez en relación con otra que publiqué la semana pasada y que igual no habéis leído, ya que por una vez no es de libros y solo tiene que ver con las series televisivas.
Como os estaba diciendo, en la entrada pasada os presentaba la serie televisiva noruega que está arrasando al rededor del mundo, SKAM, (la entrada la encontráis AQUÍ) a partir de toda la información que encontré por Internet sobre ella. Pero ahora ya me he visto la primera temporada y vengo a hablaros en serio, y desde mi punto de vista, con los conocimientos necesarios para opinar bien, de este primer grupo de capítulos. Estoy bastante segura de que si continuáis leyendo acabaréis cayendo como yo en la tentación, y quién sabe, ¡igual os encante tanto como a mí!
¡A qué estáis esperando para verlo!
Bueno, ahora que ya me he visto online la primera temporada de Skam creo que ya puedo hablaros de ella desde mi punto de vista, aunque sin hacer spoilers, apartando a un lado lo que os dije anteriormente, basado en lo que había leído por Internet difundido por los medios; y es que no es del todo cierto lo que dicen.
Antes de nada, os hablaré un poco sobre el argumento de esta primera temporada, ya que yo no lo tenía muy claro ni antes, ni cuando estuve buscando la información. Ninguno de los medios que hablaba de la serie parecía haberse molestado en ver la primera temporada, o al menos eso supongo.
Tampoco os quiero mentir, los primeros tres capítulos son bastante normalitos, tirando un poco a aburridos pues nos encontramos aún sumergiéndonos en una historia que no conocemos y de la cual nos faltan todavía muchas piezas claves. Y el hecho de que los capítulos sean tan cortos, unos veinte minutos a lo sumo cada uno, tampoco ayuda mucho.
Pero tranquilos, que a medida que vamos viendo más capítulos nos vamos descubriendo inmersos en una historia realista, sencilla y de lo más divertida, aunque con sus toques dramáticos que hacen que derrames alguna lagrimita.
Pero bueno, mejor cambio ya de tema y me centro propiamente en la verdadera historia y lo más importante de todo: el argumento.
Pero tranquilos, que a medida que vamos viendo más capítulos nos vamos descubriendo inmersos en una historia realista, sencilla y de lo más divertida, aunque con sus toques dramáticos que hacen que derrames alguna lagrimita.
Pero bueno, mejor cambio ya de tema y me centro propiamente en la verdadera historia y lo más importante de todo: el argumento.

Es guapa, independiente y con un estilazo.
Pero su vida no es tan perfecta como podríais esperar con un solo vistazo. Su madre a penas está en casa y se encuentra comenzando en el instituto Hartvig Nissens skole, en Oslo, sin ninguna de sus mejores amigas, que pese a que sí están en el mismo centro, parecen guardarle un odio brutal que solo podremos descubrir a medida que van pasando los capítulos.
Así que cuando empezamos a ver los episodios vemos a una tímida y aparentemente desdichada Eva, intentando conocer a gente y hacer algunas amistades, ya que las que tenía antes se esfuerzan en degradarla e ignorarla continuamente. Por si fuera poco, parece que Jonas está hablando con Ingrid (Cecilie Martinsen), su ex mejor amiga, y eso solo le hace sentirse más insegura respecto a su relación con él.

Pero tampoco nos engañemos, SKAM no es solo drama y los problemas que los medios nos están tratando de vender. Si hay algo que caracteriza a esta serie, y además es eso que a mí por lo menos me ha enganchado, es que si te da un poco de cal también te da otro poco de arena. ¿Que qué quiero decir? Pues que ni todo es tan malo, ni todo es tan bueno.
Es justo en el cuarto episodio, si no me equivoco, cuando las cosas empiezan a entrar en sintonía, y a volverse un poco más divertidas. Y es que es en ese momento en el que comienza el squad de chicas tan dispares que agrupa esta historia.
Todo empieza con una fiesta, donde conocemos a cuatro de los personajes más influyentes: tres chicas del grupo de amigas y un chico del que os hablaré más adelante y que tiene para rato.
Básicamente el grupo se comienza a formar gracias a los primeros preparativos de Russ Bus... ¿pero qué carajo es eso? ¡Yo tampoco lo sabía! El caso es que los noruegos, que se lo montan muy bien, al acabar sus estudios se hacen un viaje de mes y medio en un bus de fiestas para disfrutar antes de "volverse responsables" e ir a la Universidad. ¿Qué a las chicas les quedan cuatro años? Pues sí, pero ellas quieren tener el más fabuloso russ bus de la historia, y para eso necesitan un plan. Y a chicas.


Finalmente llega el personaje que acentúa todavía más las diferencias de las protagonistas, Sana Bakkoush (Iman Meskini), una muchacha musulmana que no tiene amigos porque... bueno, porque es musulmana.
¿Pero eso realmente importa? Para Chris y Noora está claro que no, sin embargo para el resto... Pero es que eso no lo único que les molesta: Sana es la más directa, sin ningún tipo de tapujos sobre el mundo, y la más sincera, así que el no guardarse nada muchas veces la mete en situaciones un poco incómodas o desagradables. Aunque también es la más lista y la que les hace darse cuenta de que la única forma de hacer que su Russ bus sea genial, y que ellas sean más populares (suena estúpido, pero ¿acaso la gente de ahora no piensa en eso? Ella, por lo menos, lo dice), es conseguir salir con los de tercero, los más populares.
Pero tampoco os voy a hablar mucho más que no quiero haceros spoilers.

El último tema que quiero tratar es el final de la historia, que me sorprendió gratamente. Después de los altibajos por los que pasa Eva, con la que no conecté al principio, la que luego me cabreó y la que finalmente me dio pena pero me acabó ganando, creo que el final resume perfectamente lo que es ser un adolescente. Ese desamparo, la sensación de estar perdidos y querer dar algún tipo de sentido a la vida. Y eso me hizo querer tener más ganas de seguir viendo la serie, que con planos muy cuidados, unos vestuarios increíbles y una historia real que todavía tiene mucho que ofrecer, es capaz engancharte y cautivarte pese a lo breves que son sus capítulos.
Otro detalle que quería comentar también es que me encantó que demostraran que a veces no nos damos cuenta de lo insignificantes que son nuestros problemas, que no todo gira a nuestro alrededor. Que solo hay que echarle valor y cambiar de perspectiva.
Vaya, que en definitiva,
¡OS LA RECOMIENDO!

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