I Dare You - Proyecto Historia

¡Hola lectores!

como la verdad es que no sabía muy bien qué publicar, y he estado un poco ocupada editando la historia que escribí el verano pasado en Wattpad en un archivo de Word, tampoco tenía demasiadas ganas. Pero igualmente como ya no había publicado nada ayer, tenía que dejaros algo.

 

Así que finalmente me decanté por hacer algo relacionado con lo que tanto tiempo me había llevado hacer -mi idea es actualizar el archivo de Wattpad y permitiros descargar un PDF con mi propia historia si os interesara también, que ronda las 180 páginas-. Así que lo que haré hoy e algo que ya he hecho alguna vez antes, dejaros una porción de algo que he escrito recientemente (el prólogo en realidad), una historia inspirada en Nerve y que titulo "I Dare You" de momento, y la que no sé si acabaré o continuaré todavía, pues consumiría una buena parte de mi tiempo. Aunque podría resultar un experimento muy interesante...

¡A qué estáis esperando para verlo!

 

 

PRÓLOGO; ASÍ EMPEZÓ TODO

Josie - 20 de junio:

Si queréis conocer mi historia, primero debéis saber quién soy.

Me llamo Jocelyn Flynn, tengo dieciseis años desde marzo y vivo en New Forest, Inglaterra, con mi familia, aunque realmente todos me llaman Josie. Hace dos años que nos mudamos desde Canterbury, un poco más al noroeste, buscando un poco de tranquilidad.

Me considero una chica tranquila, acostumbrada a la buena vida del instituto: estudiar, leer libros y ver películas con mis amigas, admirar desde lejos a Lucas Turner -el guapo e inteligente jugador de waterpolo por el que llevo ligeramente colgada algún tiempo-, o cuidar de mi pequeño hermano pequeño Cody.

Bueno, en realidad esta no soy yo. O por lo menos esta no era yo hace unos años.

Desde lo que ocurrió, tuvimos que cambiar de apellido y de hogar, cambiar nuestro aspecto y asumir que debíamos llevar una vida un poco apartada. Pero todavía no a llegado el momento de que explique eso.

El punto es que, para que podáis entender mi historia debo haceros comprender que yo, no soy yo. Bueno, sí soy yo, pero hay dos versiones de mí que debéis ver y que conoceréis.

Pero si quiero que entendáis mi historia y no cometáis los mismos errores que yo, debo comenzar por el momento en el que las cosas se comenzaron a torcer, el día justo que viajábamos desde New Forest, Inglaterra, a la Toscana italiana para nuestro viaje de fin de curso, el tan deseado viaje -y que duraba una semana-.

Llevábamos años esperando a que llegara este momento, y os lo digo en serio, sin exagerar lo más mínimo. Este viaje era todo lo que esperábamos de un curso que nos había costado acabar; las vacaciones más merecidas: fiesta, alcohol legalizado y mucho tiempo libre; o por lo menos eso es lo que esperaban la mayoría.

A mí me llegaba con poder visitar los lugares más bonitos de la Toscana y disfrutar del buen tiempo desde la tumbona del hotel, incluso tal vez leer un poco y salir a visitar el pueblo en el que nos hospedaríamos. Con suerte hasta salir alguna noche para buscar algún concierto.

Así que el panorama era bastante bueno, aparentemente.

La maleta llevaba ya algunos días preparada así que lo único que tuve que hacer fue cargarla hasta el aeropuerto y esperar hasta que pudiéramos embarcar. Por suerte, había podido sentarme con una de mis mejores amigas del momento, Madeline Jewel, una muchacha realmente tímida en público pero bastante divertida.

Aprovechamos el viaje comentando lo increíble que sería y evitando lo molesta que era nuestra otra compañera de asientos, Maddison Harrods, una de esas típicas niñas pijas que solo son capaz de verse a sí mismas.

Por suerte para nosotras, la reina del drama parecía cansada y se durmió rápidamente, así que el trayecto resultó corto y rápidamente nos encontramos bajando las maletas del bus que nos había trasladado desde el aeropuerto hasta el pueblo donde estaríamos.

En cuanto mis pies pisaron la baldosa del hall del hotel, juro que pude sentir una vibración en mi estómago, un reverberación que me anunciaba que venían problemas. Y efectivamente, nunca pude imaginar que allí, en un pequeño hotel en medio de Italia, mi pasado volvería a resurgir.

***

Alex - Dos años antes:
Había oído hablar de ello hacía mucho tiempo ya.
Pero nunca antes me había planteado participar hasta que Ethan me lo ofreció. Tal vez era una idea descabellada, pero sabía que si mi hermana pequeña era capaz de hacerlo y superarlo, incluso siendo un desastre, yo podría. Además así la tendría vigilada.

- Estoy dentro - dije mientras le apretaba firmemente la mano al hombre frente a mí, aceptando.

- Bien, nunca está de mal nuevos jugadores - se rió, mostrando la hilera de dientes perfectos que tenía, donde se podía apreciar también el sutil brillo de un diente de oro.

Ethan chocó la mano conmigo y me sonrió, murmurando lo divertido que sería participar en el juego del que nadie paraba de hablar. Bueno, en realidad no era un juego, era más bien un "verdad o reto", pero a lo grande. Algunos le llamaban Szalowski, el nombre de su creador, pero la mayoría lo conocía por el banal nombre de TripleDare.
Sin embargo yo en aquel momento no sabía que en realidad, no era un juego.

 

Cuando entramos en la vieja fábrica abandonada, nos sorprendimos. Aquello no estaba para nada abandonado... La sala central era demasiado grande, con una segunda planta creada gracias a láminas que colgaban del techo formando pasillos flotantes, donde la gente se agolpaba, así como en pequeños sofás y zonas de descanso. Por lo visto, habían creado una especie de discoteca con pista de baile y barra de bebidas donde también se agrupaban grandes grupos de personas.

 

- Me gusta este sitio - chilló Ethan por encima del barullo de la multitud, mezclado con la música electrónica a todo volumen. Yo asentí, observando a mi alrededor las paredes, decoradas con inmensos graffitis firmados por un tal Szwski.

 

- Si le sacas un tercio de la gente, y este olor a sudor y vómito, sí, a mi también me gusta - le respondí, haciendo que se riera.

 

El hombre que nos había dejado entrar, un tal Xavier, nos guió entre la multitud hasta una pequeña puerta en un extremo, evitando a la gente de forma escurridiza para dejarnos pasar. Esta vez la sala era muy pequeña, insonorizada y con un fuerte olor a rancio, sumida en un peligroso silencio solo roto por el sonido que un hombre hacía al echar el humo del puro que estaba fumando.

Xavier nos hizo un gesto para que nos sentáramos en el sofá, junto a un par de chicas y un niño que debía rondar los catorce, la edad de mi hermana.

- ¿Así que estos son los chicos que me dijiste? - suspiró el hombre, con cara de aburrido.

 Xavier asintió, mientras el hombre apagaba el puro, recién empezado y se erguía en su asiento para comenzar a dirigirnos la palabra. Sus ojos estaban rojos y entrecerrados, y parecía un hombre peligroso, mezclando su aspecto desaliñado con el traje formal que llevaba.

 

- Esto no es un juego para niños, esto va en serio. Una vez que estéis dentro, si superáis la prueba, no hay forma de salir. No quiero que haya malentendidos, estoy harto de aguantar a estúpidos niñatos que no saben lo que es el compromiso, así que si veis que no sois capaces, mejor que os retiréis ya y no me hagáis perder el tiempo.

 

 Ethan y yo nos miramos silenciosamente, pero para nada asustados, sino con ganas de ver hasta donde nos llevaba esta nueva aventura. El niño parecía a punto de cagarse encima, así que una de las chicas le puso una mano sobre el hombro y le susurró algo, haciendo que este asintiera, relajándose un poco.
 

- Bueno, parece que sois menos inteligentes de lo que pensaba - sonrió el hombre, mostrando una sonrisa ligeramente espeluznante -. Eso me gusta. ¿Quién comenzará?

 

Me sorprendí a mi mismo levantando la mano y diciendo - Yo.